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Ruta del Cóndor
Chipaque - Ubaque - Choachí
Nivel de dificultad: ◉◉◉◉◎
Esta ruta es un verdadero viaje a las entrañas de la mitología Muisca, según la cual el cóndor es el espíritu de la tierra, el que permite la conexión entre los hombres y la naturaleza. La leyenda cuenta que en los tiempos en que el mundo estaba en total oscuridad, Chiminigagüa, la luz creadora original, emanó una gran cantidad de luces de colores, cada una cristalizada en el pico de un ave gigante, imponente y sagaz. Desde entonces, el pueblo Muisca ya no solo veneraba al sol y la luna, sino que empezó a respetar al cóndor como ave sagrada y mensajera de los dioses.
Se cree que de ahí proviene el nombre del departamento de Cundinamarca, pero frente a ello hay varias versiones. La primera dice que tiene su origen en el chibcha Kunturmarqa, que significa ‘nido del cóndor’. Otra apunta a que con la llegada de los españoles a lo que hoy conocemos como el altiplano cundiboyacense, se popularizó el término Cundirumarca utilizado por los indígenas para referirse a su templo sagrado, y más tarde fue transformado a Cundinamarca que en castellano traduciría ‘provincia o comarca del cóndor’. Finalmente, algunos investigadores afirman que el nombre proviene etimológicamente del quechua kantur, kandur, cundur o cóndor, mientras que el sufijo ‘marca’ significaría región o colonia, es decir, la ‘región o colonia del cóndor’. Estamos entonces ante la tierra sagrada del cóndor, el reino dorado del dios del viento, como también fue bautizada por los muiscas. Durante el recorrido contemplaremos lugares de adoración de nuestros antepasados como la Laguna de Ubaque, mientras recorremos la parte posterior de los cerros orientales de Bogotá, a una altura que puede alcanzar los 2.699 m/snm.
Los 58,3 kilómetros de esta ruta, diseñada y señalizada por la RAPE, transcurren en medio de la alternancia entre las montañas de la Cordillera Oriental de los Andes y el sonido de las aguas del Río Palmar que nace en Ubaque y confluye con el Río Blanco en Choachí. Con un 29% de la carretera sin pavimentar y una inclinación promedio del 7%, es todo un reto para los amantes del mountain bike.
El punto de partida es la plaza principal de Chipaque, en donde se encuentra la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, un recinto religioso que data de 1731. Fue una de las primeras parroquias de la Arquidiócesis de Bogotá, y la segunda en el oriente de Cundinamarca después de la de San Miguel de Choachí.
Este municipio ofrece alternativas para la práctica de deportes extremos como el Xtreme Park Chipaque, que tiene planes de parapente, canopy, rapel o paintball. Pero si lo suyo es la comida, piqueteaderos como el de Doña Chelita, Helenita, Lolita, Chispa o Carmen Julia, estarán listos para atenderlo con lo mejor de la cocina autóctona.
Del parque principal nos dirigimos a la vía que de Chipaque conduce a Ubaque. Allí, con lo primero que nos encontraremos es con una subida de siete kilómetros que, aunque parece inofensiva, inesperadamente nos sorprende con un duro repecho de aproximadamente 11% de inclinación. Posteriormente viene un descenso de 13.8 kilómetros cuesta abajo, con algunos tramos de carretera destapada. Precaución, prudencia y buena técnica.
Después del descenso vendrá un pequeño puerto de tercera categoría de 3.7 kilómetros y una inclinación máxima de 9.3%. Al llegar a la cima estaremos en territorio ubaquense y una vez allí no puede dejar de visitar la Laguna de Ubaque, un antiguo lugar de culto y adoración de los Muiscas que habitaron las tierras de Cundinamarca. Allí se ofrecen caminatas ecológicas que van desde las dos y hasta las cinco horas de duración, y si lo desea también hay una amplia oferta de hospedajes tipo camping o cabañas.
Hasta ese punto nos encontramos a 6.7 kilómetros de Choachí. Un tramo bastante tranquilo hasta el asenso a falta de 1.7 kilómetros de la llegada al pueblo. Una subida con rampas de hasta el 9% de inclinación, hacen que la llegada a Choachí sea una pequeña victoria que dibuja sonrisas en los rostros sudorosos de los ciclistas.
Choachí ofrece diferentes alternativas ecoturísticas para amenizar la rodada. Visitar La Chorrera es un plan que no puede perderse. Es considerada la cascada más alta de Colombia con 590 metros, la sexta en Suramérica y la número 60 en el mundo, sus aguas provienen directamente del páramo y son 100% potables. Finalmente, en el regreso a Chipaque, un par de pendientes podrán a prueba su resistencia. La primera a la altura del kilómetro 3,5 con una inclinación del 19% y la segunda en el kilómetro 10, luego de pasar Ubaque, con inclinaciones que van desde el 11 y hasta el 20% y se mantienen fluctuantes por 10 kilómetros más. Lo que resta es un tramo de 8 kilómetros de falso plano y descenso antes de la llegada a meta que sus piernas agradecerán.
Meta volante:
Por supuesto, hablar de Choachí y no mencionar sus famosas aguas Termales Santa Mónica sería un pecado. Así que este destino, a solo 2.6 kilómetros del parque principal de Choachí, es sin duda una de las atracciones más importantes del Oriente colombiano. Es un nacedero de aguas volcánicas a las que se le atribuyen efectos terapéuticos y cuya historia se remonta a la década de los años treinta cuando apenas eran unas cuantas duchas. Hoy por supuesto es todo un complejo acuático cuyas corrientes de agua sirven a piscinas y jacuzzis que se pueden disfrutar desde el hotel que lleva su mismo nombre: Termales Santa Mónica.
En Choachí, no olvide visitar la Granja Derracamandaca, una experiencia única para vivir en familia en la que todos aprenderán de lo que vive un granjero en un día. Iniciarán ordeñando y conociendo las utilidades y procesos que necesita la leche para su producción y comercialización. Luego alimentarán a los animales y recogerán los huevos de las gallinas, para posteriormente disfrutar de un delicioso almuerzo hecho con los productos de la granja. Al final irán a la huerta y podrán hacen pan casero en el horno de leña.